Cuando vivía en CDMX siempre tuve un deseo de vivir en la naturaleza, pero lo veía como algo lejano por que ¿cómo iba a dejar la ciudad que todo lo tenía y era la sede de mi trabajo? Lo tenía en sólo como un sueño y cuando lo divaga siempre me veía rodeada de mucho verde.
Tiempo después me vine a vivir a Playa del Carmen, Quintana Roo; déjame decirte que yo ya me siento super “playense” jajaja.
Antes de venir una amiga me decía que vivir en la Riviera Maya era muy interesante porque hay mucha energía muy potente y que aquí sanabas por que sanabas. Está la energía de la selva, las pirámides de los mayas y el mar; una triada perfecta.
Hoy te contaré sobre el poder de la selva, ese verde en el que siempre me vi rodeada viviendo, se hizo realidad. Te cuento aquí 5 cosas que aprendí a través de la energía de la selva:

1.- Conectar con mi divino femenino
Desde mi percepción la selva posee una energía femenina muy potente. Yo en ella veo soberanía, grandiosidad, madre nutridora, la doncella salvaje, libertad, contención, gracia, abundancia y mucha elegancia. Afuera de mi departamento y alrededor del fraccionamiento hay selva y he visto tucanes, víboras, pájaros con colores súper brillantes, changuitos, luciérnagas y se me hace hermoso que todo eso y más habite dentro de ella. La selva es puro sostén de vida. Es una gran maestra y eso que yo veo en ella, me está mostrando lo que es posible para mí.

2.- Recordar lo valiente que soy
Rodeada de su energía he atravesado de los procesos más intensos, he sanado mi corazón y he pasado de modo sobrevivir a VIVIR. La selva ha sido el escenario donde he conectado con mi vulnerabilidad y a aflorado la intimidad conmigo misma. Ha sido testigo de mi crecimiento personal, de mi evolución como SER y de mi resiliencia. La selva te contiene.

3.- Aprender a ir profundo en mi
En su elemento agua he ido más allá de mis miedos subconscientes que había tenía guardados, me ha permitido entrar a sus profundidades para yo visitar las mías. He aprendido que soy un ser con muchas capas, matices, rincones luminosos y espacios de oscuridad. En su ausencia de luz aprendí a confiar en mí para yo ser mi propio abrazo enciende mi radiancia. La selva es luz y oscuridad.

4.- Establecer sanos límites
Si tu observas una foto de un paisaje de la selva, verás límites. Hojas, árboles, ramas, manglares por doquier. Ella sabe que ella tiene el poder de dar acceso a su energía a quien va a ser amable con ella. Si entras son respeto a toda la vida que sostiene, ella te abrirá el paso a recibir su medicina. Ella me ha enseñado lo poderoso que es establecer límites y recordad que yo tengo las llaves de acceso a mi energía. La selva honra tu energía.

5.- Ser abundante
La naturaleza tiene el doctorado en abundancia, no se detiene a pensar que ya es demasiado, que no hay suficiente, que es limitada, que ya es demasiado hermosa ¡NO! La selva me ha recordado que la abundancia es un estado de consciencia y que la energía del overflow está disponible para mí.
La selva es abundancia.
Quiero cerrar este escrito pidiéndote que cierres tus ojos, conectes con la energía de la selva y sus regalos y la jales hacia a ti.
Percibe el cambio en tu cuerpo, tu sistema nervioso y tu respiración.
La selva es calma.
Si tienes la posibilidad de pensar, imaginar y fantasear en tus sueños es porque tienes el poder de crearlos 😉
Gracias por leerme,
Karen F.